viernes, 22 de junio de 2007

Una alimentación racional

Debe considerarse como alimentación racional la que proporciona al organismo, en la calidad y cantidad precisas, los diferentes elementos que le son necesarios para mantenerse en perfecta salud, es decir, la que permita, de una parte, reparar las pérdidas naturales que experimente energías para mantenerse en vida y para realizar los trabajos que éste requiere.

Como el desgaste físico y el esfuerzo material dependen de la edad y de la clase de trabajo que cada uno efectúa, se comprende que la dieta racional no puede ser igual para todo el mundo. A ello contribuye además el estado de salud, esto es, la capacidad de digerir ciertos alimentos.

Un niño que debe crecer necesita abundancia de alimentos plásticos con los cuales fabrican sus tejidos, y no puede ser alimentado igual que un anciano que está, podríamos decir, totalmente fabricado. Una persona dedicada a un trabajo sedentario en una oficina requiere menos energías que otro dedicado a labores en el campo. La determinación de la dieta alimenticia racional es bastante complicada.

La ración

Los principios que entran en la composición de los alimentos al ser ingeridos, experimentan una transformación que los hace asimilables. Después, unos por acción del oxígeno son quemados total o parcialmente, dando calor al cuerpo o proporcionando energía muscular, y otros sirven para compensar las pérdidas que los tejidos experimentan por desgaste natural o para construir nuevas células en las edades del crecimiento.

La ración alimenticia debe, pues, estar constituida, en cantidad y calidad, de manera que tales funciones se realicen cumplidamente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos días, le escribo desde el departamento de comunicación de Incosol, para solicitarles una dirección de contacto donde enviar notas y convocatorias de prensa.
¡Muchas gracias!
Mercedes S.
msoriano@incosol.com